Graham Guy-Robinson

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Interesantísimo el trabajo de Graham Guy-Robinson, joven artista británico cuyas instalaciones combinan con audacia múltiples referencias ilustres (tanto artísticas como filosóficas) hasta configurar una plástica propia llena de interesantes sugerencias arquitectónicas. Sus piezas pueden encuadrarse a medio camino entre el pop y el arte povera, en la medida en que utiliza materiales industriales muy baratos y de uso cotidiano, descontextualizados de tal modo que emerja su presencia matérica, anterior a su sentido habitual, pero reminiscentes todavía de las imágenes urbanas a las que remiten en nuestro imaginario: su material fetiche es la malla plástica naranja utilizada generalmente para enmarcar un espacio temporalmente no accesible. Aprovechándose del aspecto geométrico y casi digital de su superficie (el juego de llenos y vacíos remite a los sistemas informáticos de codificación binaria), Guy-Robinson despliega sus juegos de superficies alabeadas, pliegues y fracturas en las que las nociones de adentro y afuera, membrana y límite, visible e invisible, territorio y desterritorialización, se retuercen en morfologías topológicas y ambiguas.
Pareciese que la intención del artista fuese plasmar tridimensionalmente la desmaterialización de todo lo visible (y lo pensable) que muchos han deducido de la obra de Gilles Deleuze, donde los entes abandonan su condición Única y Cerrada hasta disolverse en sistemas de tramas y multiplicidades, un sistema que alcanza la máxima diversidad a través de combinaciones algorítmicas de diferencia y repetición, buscando la percepción de lo volumétrico a partir del pliegue de tramas pixeladas.